El lunes dimos en el conservatorio en lenguaje musical una lección de teoría. Para mí fue una clase difícil porque la materia ya se va complicando. Dimos los sostenidos, los bemoles y los becuadros.. los semitonos... etc.
Al salir de la clase fue la primera vez que me planteé seriamente que he hecho mal apuntando a Ale al conservatorio. Pensé que esta materia
era imposible hacérsela comprender al peque, y solo estamos comenzando segundo curso. Me planteé quitarle, abandonar, nos quedan tantos años.... Ganariamos más tiempo para hacer deberes de clase, ibamos a estar más relajados y ibamos a poder jugar los dos a lo que nos de la gana. A mí, por ejemplo me gusta jugar a la play y hace tiempo que no lo hago.
Así me fui a casa, con ese pensamiento. A la mañana siguiente, tras el sueño reparador, cambié de opinión. No vamos a dejarlo. No nosotros, que nos echen ellos si creen que no valemos para ello. Que nos hagan repetir de curso si es que nos merecemos pasar a tercero. Además decidí tomarme el año más tranquilo. Hay que estudiar, pues cada día un poquito. Si nos da tiempo de todo, será genial; y si no nos da tiempo pues mañana será otro día. No tengo prisa y no quiero meterle prisa a Ale que no se merece tener estres con la edad que tiene.
Por otra parte yo venía entrando en clase siempre y daba las mismas horas que Ale. He decidido no entrar ya tan a menudo. El miércoles entre unos minutos y después le dejé solo, con sus libros y sus cosas y me fui a la biblioteca a estudiar que yo me he matriculado en la escuela oficial de idiomas y me viene genial ese rato para mí. Eso ha resultado una liberación gigantesca para mí y creo que a él le ha venido, al menos de momento, bastante bien.
Ya veremos el futuro, de momento vivimos el presente.
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